Stephen Ward

Stephen Ward era un médico propenso a las autoindulgencias que presentó a los actores principales del escándalo Profumo en 1963. Este escándalo de sexo y espionaje afectó al gobierno de la época. El musical, que debe su nombre a Stephen Ward, se centra en la historia de Ward y revela que en realidad fue él, y no el ministro de Guerra británico, John Profumo, la verdadera víctima de todo el escándalo.

En un escabroso juicio que ocupó todos los titulares y que estuvo marcado por el sensacionalismo tan emblemático del siglo XX como lo fue el de Oscar Wilde en el siglo XIX, Ward fue la única persona que salió de él con algo de dignidad y honor. Pero se convirtió en el chivo expiatorio de una clase dirigente furiosamente moralista, por lo que fue acosado por la prensa y la policía hasta que no pudo tolerar más la presión.

Ward fue un mártir a su pesar: un puente entre la clase gobernante y el embrión de una sociedad permisiva. En la actualidad su historia deja claro que él, sin saberlo, fue el precursor de la revolución de los modales, la música y la moralidad que terminaron caracterizando los años sesenta.